Paule Muller (PM): PRH tiene diez años, ¿no? ¿Es así? ¿No nació PRH antes de que la Asociación fuese declarada oficialmente?
ANDRÉ ROCHAIS (AR): Sí, fue en 1967 cuando comenzaron a reagruparse los animadores (ese año solo había mujeres).
Para mí, PRH comenzó cuando me comprometí en esta ruta de una pedagogía del crecimiento del ser humano, que es la ruta PRH, y esto tuvo lugar en 1966. En esa fecha tomó cuerpo en mí lo que yo llamo “el embrión de PRH”: la certeza del camino que había que tomar para que el ser humano pudiese llegar a ser plenamente él mismo.
PM: A veces se oye decir: “PRH es un movimiento”, ¿fue un movimiento lo que usted quiso crear?
AR: Nunca quise un movimiento, incluso ahora no quiero hacer de PRH un movimiento. Esta palabra evoca en mí un conjunto de personas reagrupadas para una acción determinada de antemano. Yo nunca he vivido la reagrupación de los animadores en vistas a un objetivo predeterminado. Cada uno está aquí para vivir lo que siente tener que vivir. Avanza en las direcciones que interiormente se le imponen. El resultado es lo que es.
De la misma forma, no pretendo hacer de nuestros públicos una fuerza colectiva para la acción. Les ofrecemos nuestros servicios. Nuestro deseo es que cada uno llegue a ser él mismo y se comprometa en las acciones para las que se sienta apto.
PM: ¿No corre el riesgo, vuestro organismo, de verse absorbido y transformarse en un organismo confesional?
AR: ¿Absorbido por quién? PRH es libre. No recibe órdenes de nadie. PRH es para toda persona, creyente o no.
PM: Entre la multitud de organismos de formación, ¿tienen una especificidad concreta? ¿Cuál?
AR: Sí, tenemos un campo de acción muy concreto. Nuestras sesiones apuntan:
- Al crecimiento de la persona.
- Al crecimiento de las parejas.
- Al crecimiento de la sociedad del ser humano, especialmente al crecimiento de las fundaciones (organizaciones) portadoras de esta sociedad.
Dicho de otra manera, nuestro objetivo es el éxito del ser humano y el éxito de la sociedad del ser humano.
Añadamos otra especificidad: nuestra pedagogía. No se trata de una enseñanza, sino de un autodescubrimiento en vistas a una autoconstrucción.
PM: Concretamente, ¿qué es lo que ofrecen al público?
AR: Les ofrecemos un abanico de medios.
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Las sesiones (cursos). Están orientadas en tres grandes direcciones:
- Las que tienen como objetivo el crecimiento personal.
- Las que tienen como objetivo el crecimiento de las parejas. Hay tres y están empezando a ofrecerse a nuestros públicos.
- Las que tienen como objetivo el crecimiento de las fundaciones (organizaciones) de la sociedad del ser humano. Están reservadas a quienes portan algo radicalmente nuevo a encarnar y que ya han comenzado a llevarlo a cabo.
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El acompañamiento personal a través de la relación de ayuda.
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Los grupos de acompañamiento (actualmente grupos de crecimiento) que reúnen a las personas que desean continuar la formación entre sesión y sesión (entre curso y curso).
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Está la Formación Personal Metódica para quienes se han decidido a tomar su formación con las dos manos.
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Los reagrupamientos regionales, encaminados a crear un tejido de sostén y a organizar, en la región, todos los servicios que puedan ayudar a quienes entran en formación PRH.
PM: ¿Quiere usted decir que después de haber seguido las sesiones (cursos) PRH la persona está bien preparada para avanzar en la vida?
AR: Lo importante no es hacer sesiones, sino entrar en un proceso de transformación interior. Quien se compromete y pasa por ello puede asumir su vida, ocupar su lugar en la sociedad y ser en ella eficaz, sin dejarse esclavizar por nada.
PM: ¿Está usted satisfecho de la cualificación de los formadores? Son muchos, ¿no tienen quizá una formación “fácil”?
AR: Deseo que los animadores (formadores) hayan recorrido ellos mismos la ruta del Ser Humano para poder acompañar inteligente y eficazmente a quienes se les confían y aceptan tomar esta ruta. Recorrer y conocer la ruta Humanización, el camino de su crecimiento, es exigente. ¿Se acaba alguna vez? Yo mismo me planteo esta cuestión. Puedo responder que conozco un buen trecho, que he descubierto cosas esenciales y fundamentales. Pero en este recorrido he descubierto horizontes tan desconocidos que me pregunto siempre qué me espera después. Tengo, sin embargo, la intuición de que hay un término respecto a lo esencial. Por el contrario, respecto a los detalles se puede aún descubrir mucho.
Pero, ya digo, es una intuición y por lo tanto puedo confundirme.
Volviendo a la cualificación de los formadores: están más o menos lejos en esta ruta de Humanización. Algunos, muy avanzados. Otros, menos. Lo que exijo es que todos estén en camino y caminen efectivamente. Para ayudarles, tenemos un lujo de medios y un marco de formación cada vez más a punto.
Hablar de formación “fácil” me molesta, porque es falso. Entrar en el detalle de esta formación sería muy largo en el marco de esta entrevista. Diré simplemente esto: el objetivo del crecimiento de la Persona y de su sociedad al que apuntamos no nos permite aceptar formadores que no sean válidos.
Cuanto más avanzo en mis descubrimientos más tiendo a ser exigente en la cualificación de los formadores. Como en los saltos de altura: la barra sube.
Cuanto más siento la exigencia de nuestra cualificación, más pongo en marcha medios pedagógicos que permiten alcanzar esta competencia.
Esta formación no se termina jamás. No hay ningún diploma, ningún título que garantice una competencia definitiva. Los compromisos de PRH con los formadores se renuevan cada tres años y esta renovación va precedida de un serio examen respecto al camino recorrido por el formador y su trabajo.
Cada año, los formadores siguen, juntos, alrededor de veintiún días de formación.
PM: Debe haber, ciertamente, una ideología subyacente a PRH ¿Puede definirla?
AR: No veo qué quiere decir al hablar de una ideología. Si lo que quiere decir es que PRH está fundamentado sobre un sistema de pensamiento y es una aplicación pedagógica, respondo no. Partí de la observación del hombre concreto: yo el primero; después, las personas que me compartían lo que vivían interiormente. He intentado comprender estas vivencias, he intentado comprender “la mecánica interior” del ser humano en crecimiento. Lo que descubría lo compartía en las sesiones (cursos). El público reaccionaba, se reconocía, o no, en mis descripciones y mis explicaciones, así me aportaban elementos nuevos y me estimulaban en mi búsqueda. Esas sesiones eran mi “laboratorio”, al igual que las relaciones de ayuda individual.
Poco a poco, a partir de las observaciones verificadas construí un sistema explicativo del ser humano en crecimiento. Y sigue siendo así como continúo elaborándolo. Mi maestro en el pensar es lo real. Por supuesto, estoy impregnado, como todo el mundo, por las ideologías actuales. Se interponen entre lo real y yo como posibles pautas de lectura de esa realidad. Permanezco vigilante. Quiero ser fiel a la realidad de la persona.
PM: ¿Tiene proyectos de expansión? Existe PRH después de diez años en unos cuarenta países. Ha debido llevar bien sus asuntos…
AR: No tengo proyectos de expansión. Nunca he querido “dirigir” mis asuntos. Ha sido la realidad quien me ha llevado. He seguido la expansión organizándola y velando sobre todo respecto a la formación de los animadores (formadores).
PRH se ha extendido a través de personas que encontraron en las sesiones lo que ellos mismos portaban. Como si esperasen este instrumento para realizar lo que les habitaba.
PM: Si tuviera que resumir en pocas palabras lo que es PRH hoy, ¿qué diría?
AR: Diría: PRH es una gran Aventura, es la Aventura del Ser Humano. Y bien merecen mayúsculas Aventura y Ser Humano. Me explico:
El Auténtico Hombre, la Auténtica Mujer que están enterrados en el corazón de cada uno tienen unas potencialidades asombrosas. Solo explotamos la superficie de nosotros mismos, cuando vivimos sobre tesoros inauditos.
El ser humano de hoy me parece cada vez más subdesarrollado en su humanidad. Intuyo que tenemos en nosotros, ampliamente, con qué hacer frente a nuestros problemas personales, y colectivamente a los problemas de nuestro planeta. Pero es preciso liberar al Hombre en el hombre, a la Mujer en la mujer.
En mi trabajo de búsqueda sobre el crecimiento y la pedagogía del crecimiento, me comparo a veces con el arqueólogo que excava un sitio para intentar descubrir vestigios de una antigua ciudad. Lo que descubre es una increíble riqueza de vida.
PRH es una Aventura porque no sé hacia dónde voy y porque lo que descubro me hace presentir que esta Aventura es grandiosa y llena de esperanza para la Humanidad. No es un sueño. Me apoyo en lo que de hecho vivimos ya aquellos y aquellas que están conmigo embarcados en este crecimiento personal.
Es una Gran Aventura. Y pongo también en mayúsculas “Gran” porque lo que descubro del Ser Humano y lo que entreveo como vínculos entre las personas y sobre la estructura de la Humanidad es muy inteligente. Se me presenta todo ello concebido con orden. Nuestras vivencias inconscientes, nuestras faltas de conocimiento, nuestra mala voluntad, han introducido e introducen siempre el desorden. Pero el poder del orden es tal que puede curarnos del desorden y restablecer la armonía, a condición, y esto es indispensable, de que la inteligencia y la voluntad humana quieran ponerse humildemente a buscar el orden original y a colaborar en su restauración.
Al contemplar todo esto tengo la impresión de experimentar una trascendencia inscrita en la Persona y en la Humanidad.
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Al final de esta lectura, os invitamos a acoger algunas preguntas:
- ¿Qué sensación o sensaciones despierta este texto? Puedo analizar lo que más me destaca.
- ¿Me moviliza en alguna dirección? ¿Cuál?
Después de experimentar algunas otras terapias, en un momento de mi vida, me encontré con PRH y su metodología. Mi asombro fue grande, no sólo en la visión que tenia, y tiene, de la Vida, de la Persona, de las posibilidades de avanzar, de crecer, como persona, sino ,y también,
del método para hacerlo: activo, inductivo, con refuerzo de unas Notas de Observación perfectamente trabajadas y redactadas. Un lujo que yo he aprovechado muy bien.
Y esta lucidez, como se deduce de la entrevista, de hace 50 años.
Mi agradecimiento.