PRH Y GUINEA, UN AMOR COMPARTIDO

Recordaba, mientras esperaba la entrega del visado en la embajada, mi primer viaje a Guinea Ecuatorial el año 2015. Dos años antes había iniciado un proceso de discernimiento personal y colectivo, desde la intuición profunda que me habitaba hacía tiempo: llevar a quienes tienen menos medios la formación PRH. Por entonces no sabía ubicar en el mapa  Guinea Ecuatorial, al punto de que en mi entorno nada se hablaba ni comentaba respecto a este hermoso y pequeño país, antigua colonia española. Mi referencia estaba puesta en Centroamérica, fruto de los contactos y colaboraciones que ya se habían iniciado a través de formadores de España y otros países americanos.  

De pronto, casi por sorpresa, hablamos de Rufina y Guinea Ecuatorial. Rufina es una guineana que vivió un proceso formativo con PRH en España, durante la primera década del nuevo siglo. Hoy es mi amiga y una promotora PRH silenciosa y orante. Es la abadesa del único monasterio de clausura que existe en Centroáfrica. No olvidaré sus palabras cuando la hice llegar mi iniciativa: ”Guinea Ecuatorial necesita PRH.  Hace tiempo intuí que eras tú el llamado”. Durante todos estos años he guardado esa frase en mi corazón. Hoy puedo compartirla con vosotros después de siete años de vida juntos, presencialmente y online, con mis queridas hermanas y hermanos guineanos. Hoy puedo decir que fui enviado. Yo elegí, yo decidí, nadie me obligó…al tiempo que me siento enviado como parte de un destino misterioso que me quiere junto a ellos. No hay una mano directora sobre mi vida…al tiempo que sin saberlo un pueblo se me ha hecho presente, sin demanda, sin necesidad, sin llamada, sin convocatoria. No me buscaron, me los encontré. PRH en Guinea Ecuatorial es fruto de la intuición de un formador y el encuentro con una guineana que abrió la puerta PRH a su pueblo. Esta realidad me maravilla, no deja de sorprenderme. No hay un único camino para hacer llegar PRH al mundo; hay diferentes accesos, algunos nada planeados en proyectos sofisticados de marketing.

Hoy son más de quinientos los matriculados que han hecho algún curso PRH a lo largo de estos siete años, dos de los cuales en pandemia y vía online (una tortura a sortear ya que las conexiones y las gigas no parecen hechas para África). Mi amor por este pequeñito pueblo de la curva del cuerno africano es mayúsculo. Conozco algo de sus cinco tribus principales, su cultura global como país y su resistencia a la adversidad. Su frase más célebre es: “aguantar, siempre aguantar”. Estoy aprendiendo a aguantar con ellos, siempre hasta un punto, claro. Recelan aún de los españoles (tienen motivos sobrados para ello), pero muchas de sus costumbres siguen siendo españolas. Son africanos y muy africanos son. Yo cada vez un poco más, gracias a ellos.

Ayer en la embajada volví a ese primer momento en que todo parecía un sueño; era de hecho solo una posibilidad. Hoy es realidad, y como decía André Rochais: “Mi maestra de pensamiento es la realidad”. No hay distancia entre la intuición y la vida. La intuición nació de la vida y la vida confirmó la intuición. Era buena y fiable mi intuición. Agradezco a la Vida este regalo. Sigo confiando en mis intuiciones profundas. Respecto a Guinea es: “PRH necesita Guinea Ecuatorial, nos ayuda a ser más quienes somos como Escuela Internacional de Formación.”

Os necesito guineanos y os quiero. Nos vemos prontito.