La imagen sobre mi misma

PRH Ibérica

Dom, 10/17/2021 - 12:39

La imagen de sí mismo puede tener aspectos desajustados que son un freno importante para cambiar y crecer. A veces esos desajustes conllevan sutilezas que no son fáciles de comprender del todo en una primera mirada, por ejemplo cuando se superponen elementos de una imagen aureolada con otros propios de una imagen negativa. Se necesita entonces tiempo y una observación paciente y tenaz para hacer luz, reeducar y experimentar la dicha de avanzar y de sentirse mejor con uno mismo.

Cuando hice el curso ¿Quién soy yo, hoy? me quedé con dudas sobre cuál sería la imagen de mí misma. Sentía que no tenía una imagen negativa, ya que me consideraba una persona con buenas cualidades, tanto en el ámbito de las capacidades (inteligencia, colaboración, responsabilidad…) como en las cualidades de mi ser (bondad, capacidad de acogida, alegría…). Bien es verdad que sentía esas cualidades como algo sabido, no como algo sentido.

La imagen sobrevalorada de la que se hablaba en ese curso me interrogó; algo de lo que ahí se decía resonaba en mí, sobre todo respecto a una inseguridad radical: como el ser no ha sido descubierto ni percibido, es imposible apoyarse en él para existir y avanzar en la vida…”; y ,también, viven una dependencia muy fuerte respecto a las personas con opiniones de peso; viven una incapacidad para aceptar la interpelación de los otros por falta de solidez interior”. Esto lo vivía yo. Sin embargo, otras cosas no encontraban resonancia en mi experiencia, como por ejemplo: viven desprecio por los débiles, por los que no tienen éxito”.

 Y no llegué a ninguna conclusión.

Unos años más tarde, en un Grupo de crecimiento PRH, una formadora me puso en la pista de tener una imagen sobrevalorada, cuando yo afirmaba sentir que tenía que destacar en todo lo que hacía. Eso me motivó a observarme. Me ayudó darme cuenta de mis expectativas sobre mí misma cuando me encomendaban algo o tenía que hacer algo en público.

 Empecé a practicar el ajustar mis expectativas a lo que yo era, el aceptar hacer las cosas solo lo mejor que podía, sin tener que hacerlo todo estupendamente. Empecé a sentir que me ajustaba más a mí misma y me sentía mucho mejor así, y con menos temor.

Seguí teniendo algunos síntomas” que no entendía: facilidad para culpabilizarme, creer que el otro siempre tenía razón cuando me hacía una crítica; sentirme con menos derechos que los demás, o, mejor dicho, sin derecho a nada; no atreverme a ocupar el tiempo de las otras personas para mí, no reclamar nunca, no quejarme a la autoridad, sentirme incapaz cuando me pedían hacer algún trabajo nuevo…

Pasó el tiempo. He ido trabajando mi imagen sobrevalorada, sobre todo en la dirección de reeducar mis expectativas y exigencias hacia mí misma. Entiendo que en mi historia he puesto mucha energìa en querer ser una niña valorada por hacerlo todo bien. Por eso me aterraba cuando me llamaba la atención la autoridad. Mi sensación era de que algo irreparable ocurría a partir de ahí, es decir, que iba a dejar de ser amada por ese hecho.

Un tiempo después se me iluminó algo: se unieron todos esos síntomas, y me di cuenta de que todos ellos constituían mi imagen negativa. Tenía la idea de que una imagen negativa de mí misma era pensar y sentir que yo era una mala persona, o que no tenía capacidad para hacer las cosas. Pero mi imagen negativa no se me manifestaba así, sino como:

  • Sentir que el otro, sobre todo si es autoridad, siempre sabe más que yo.
  • Sentir que el otro tiene razón cuando me critica, sin cuestionarme cómo son las cosas en realidad.
  • Sentir que no soy una persona interesante, que no hay nada en mi vida que sea interesante para los demás.
  • Sentir que no tengo derecho a vivir sin aportar algo.
  • Sentirme sin derecho a molestar, pedir, ocupar tiempo y espacio de los demás.
  • Exigirme todo desde el principio; no darme a mí misma el tiempo que se necesita para aprender las cosas; todo lo tengo que hacer bien enseguida.
  • Sentirme con cierta sensación de inferioridad ante personas importantes, en cualquiera de sus sentidos.
  • Sentirme sin derecho a equivocarme, a probar, a buscar.
  • Sentirme con mucho temor y sin capacidades para hacer cosas que sé, en mi yo cerebral, que tengo capacidad para hacer.
  • Temer que se enojen conmigo

De repente me di cuenta de que todo esto se podía englobar en una imagen negativa. Eso me encajó bien con la sensación de tener una imagen sobrevalorada, pero de las que tienen por debajo una gran inseguridad.

Ahora trato de reeducar esta imagen. Estoy empezando a darme cuenta de que yo tengo derechos, al menos los mismos que las demás personas; que tengo derecho a equivocarme, a tardar un tiempo en aprender algo; que tengo derecho a pensar lo que pienso, incluso si no resulta acertado; a no estar contenta, a tener necesidades, y a pedir. Quiero sentir que yo tengo tanto valor como cualquier otra persona, que lo que yo digo aporta algo, mi parte; que no siempre los demás tienen razón, que he de valorarlo yo en cada caso; que aunque tenga una enorme sensación de incapacidad ante algo nuevo o desafiante, eso es una sensación de mi niña que no corresponde a mi realidad de hoy.

Ha sido muy importante para mí darme cuenta de esta imagen, la única forma de empezar a reeducarla y a curarla. Aunque también veo que el crecimiento en el ser, que he experimentado a lo largo de estos años, ha ido atenuando un poco esta sensación, la ha ido reeducando desde las positivas experiencias de actuar de acuerdo con mi ser.

Me siento muy bien por el hecho de poder reconocer esta imagen en mí, me hace sentir en verdad, en humildad, y en camino para mejorar y ser más feliz. Siento que he encontrado un aspecto esencial de mis dificultades para sentirme bien y, por tanto, un punto clave para avanzar.

 L. M. Habilitada para la Relación de Ayuda PRH.

Photo by Vince Fleming on Unsplash

Comentarios

Esteban
3 Julio 2024
Comparto mucho de lo expresado; y agrego que la imagen aureolada o sobre valorada es difícil detectarla porque es demasiado positivo, y tapa la imagen negativa; gracias por tu compartir

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