A propósito de la crisis actual...

Juan Carlos Cisneros

Dom, 03/05/2023 - 10:55

Nuestro mundo hoy atraviesa profundas y diferentes crisis culturales que están relacionadas entre sí, entre ellas está la crisis medioambiental, el cuestionamiento de los roles de género, y la crisis de las religiones particularmente en las sociedades occidentales. Nuestro proceso de crecimiento personal y colectivo conlleva afrontar estos retos y las transformaciones sociales indispensables que nos demandan.

Leyendo recientemente un libro de la sabia teóloga española María José Arana (1), han tomado en mí relieve tres crisis sociales que nunca había alcanzado de forma conjunta sino atomizada: la crisis medio ambiental, la masculinidad/feminidad, y la espiritualidad. Las tres son crisis que afrontamos por desgaste y falta de innovación a tiempo en las formas de ser vividas, donde el crecimiento en ellas no ha alcanzado sus perfiles y contornos en toda su dimensión:

Afrontamos la crisis ecológica por la urgencia que nos está empujando a encararla, pero también por la profunda relación –muchas veces desconocida- entre el maltrato a la Tierra y la opresión a las mujeres. Las raíces simbólicas que encuentra el ecofeminismo para explicarlo son fundamentales. El varón ha sido identificado con la Cultura, las mujeres con la Tierra, Cultura que oprime a la Tierra y hace de ella su esclava. René Descartes dirá: “Convertíos como en dueños y poseedores de la naturaleza”. O dicho de otra forma no menos brutal: “Subyugar a la naturaleza, presionarla para que nos entregue sus secretos, atadla a nuestro servicio y hacedla esclava nuestra” (Francis Bacon). Solamente queremos poner en alerta y recordar que, hombres y mujeres, somos cultura y somos naturaleza, de igual manera, sin dualismos opresivos y sembradores de desigualdades” (2).

Naturaleza y feminidad van de la mano, no solo como condiciones biológicas, sino como expresiones intrínsecas de nuestra condición humana, no atribuible en exclusiva a hembra o varón. Los hombres somos también portadores de vida, como la mujer es también portadora de cultura. Una cultura no asentada en el respeto a lo natural conlleva siempre desgastes a veces irreversibles y destructivos.

Resuena en mí nuestro esquema de la persona en crecimiento, donde el entorno material y humano aparecen presentes como agentes de crecimiento. Estaría bien repasar qué tipo de entorno y en qué condiciones realmente se propicia un crecimiento claramente humano. Me llega como un desafío a seguir explorando, hasta el punto de poder determinar un cambio antropológico a considerar. Somos personas creciendo en un planeta, no somos más importantes que la Tierra pues sin ella no somos seres humanos y por tanto no seríamos personas. Valdría el argumento en parte para considerar nuestros roles masculinos y femeninos, hoy más que nunca cuando la identidad de género está en cuestión. Cuidar no es más femenino, pensar y gestionar no es más masculino. La identidad personal es tan diversa como personas somos, al tiempo que encaramos una identidad social liberada de condicionamientos culturales que por algunas de sus manifestaciones ha generado marginación, aislamiento, persecución, dominación, maltrato e incluso la muerte. Nos sobran condicionamientos y prejuicios, nos falta apertura a lo diverso que siempre enriquece lo común. La naturaleza es un claro ejemplo de ello. Otro reto por afrontar.

Leonardo Boff resume bien lo que queremos decir: “las muchas crisis son expresión de una única crisis, la espiritual”. Si, la crisis de espiritualidad toca al ser entero; algunos hablan de una enfermedad de la humanidad que hemos de reconocer y “cuyos síntomas son evidentes en todas las partes del mundo desde hace tiempo”… Se está gestando otra civilización de forma oculta y silenciosa”. (3)

Las religiones hoy en el mundo no son el paraguas que asegura un crecimiento en humanidad. Su papel sigue siendo regulador, pero solo a condición de respetar los derechos humanos. Dios ha dejado de ser “Todopoderoso” en sus juicios y castigos sobre lo humano, y su influencia social, al menos en las sociedades occidentales, está sometida a un tipo de bienestar que en sí mismo está en cuestión. Los grandes retos de la Humanidad no siempre incluyen la dimensión trascendente de lo humano. Quizás sea esta nuestra enfermedad: la ceguera de vivir a espaldas de un misterio que no es mágico sino existencial, sostenido por una dimensión trascendente que excede nuestro control, al tiempo que dinamiza nuestro acontecer.

La apertura a una dimensión de Trascendencia, afirmada en PRH como realidad profunda que enriquece la propia existencia, necesita de nuestra osadía para formularse no como doctrina sino como experiencia que nos aúna, dando relieve a nuestro ser y hacer frente a los grandes retos que tenemos como humanidad. Trascendencia y Humanidad van de la mano, no son enemigas. El próximo mes de agosto viviremos un tiempo fuerte de formación en torno al tema “Interioridad y Trascendencia”, con cinco cursos diferentes en torno a esta dimensión. En la página web de PRH- España podréis verlo anunciado en breve (www.prh-iberica.com).

Sigo dejando madurar estas tres crisis, mirando sus posibilidades de progreso en mí y en cada uno. Crecer uno no es suficiente, crecer juntos es mejor. Despertar a nuestras crisis sociales es despertar nuestra capacidad de afrontar una transformación social indispensable, como expresión de un proceso de crecimiento personal en marcha que no acabará nunca.

  1. Mª José Arana es Doctora en Teología. Ha trabajado en ecumenismo y diálogo interreligioso por haber sido copresidenta del Fórum Ecuménico de Mujeres Cristianas y también encargada de la comisión teológica durante años. Ha sido profesora en la Facultad de Teología de Vitoria (País Vasco), ha impartido clases en Bilbao, San Sebastián, Madrid…y numerosas conferencias en España y en el extranjero.
  2. Mª José Arana: “Rescatar lo femenino para re-animar el mundo”, Ed. Descleé de Brouwer. 05/2022.
  3. Mª José Arana: “Rescatar lo femenino para re-animar el mundo”, Ed. Descleé de Brouwer. 05/2022.

Seguimos creciendo. Juntos mejor.


Comentarios

Nicolás Wilson
21 Noviembre 2024
Que gran artículo! Personalmente creo que lamentablemente el sistema en el que vivimos nos ha hecho olvidar cada vez más lo profundo y trascendente al forzarnos a vivir en modo supervivencia, desplazando así nuestro lado más Humano.
Pero estoy convencido de que cada persona siempre tendrá el poder de conectarse con con lo más profundo de si mismo, con su entorno y con lo trascendente. Y creo que si logramos conectarnos con estos aspectos y darles el valor e importancia que tienen, podremos dar pasos concretos para vivir en mayor armonía con nosotros mismos, con la sociedad y con el planeta en el que vivimos.

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