A veces vivimos como pidiendo permiso para existir.
Llegamos a la existencia como seres vulnerables, dependientes de los otros; somos inicialmente necesidad de recibir: una mirada, un cuidado, ser alimentados, protegidos, consolados… Después esas necesidades van presentando manifestaciones más complejas: necesitamos ser valorados, reconocidos, alentados, tenidos en cuenta, estimados… Una y mil maneras en las que cada uno experimentamos si realmente somos o no amados, de modo que ese amor sea el alimento de nuestra estima personal, de la fuerza para llevar adelante nuestra vida, para emprender los caminos en cuyo recorrido haremos experiencia de nuestra felicidad, que será real en medio de lo concreto de nuestra cotidianidad. Porque es ahí, en la vida que vamos decidiendo vivir, donde pondremos en juego lo que somos.
Y son esas experiencias de cómo hemos sido recibidos en la vida por nuestros seres queridos y por quienes nos rodean las que configuran en gran parte nuestro modo de estar en este mundo, nuestro modo de desplegar en mayor o menor medida nuestras capacidades, de sostenernos en nosotros mismos o de permanecer en la dependencia de los que a nuestros ojos son importantes; de hacer frente a las dificultades y los retos que tenemos por delante o quedarnos bloqueados, paralizados, sin saber cómo afrontarlos.
Esa libertad de existencia que nos da, por derecho propio, el elegir lo que amamos, lo que deseamos llevar adelante, nuestros valores, aquello en lo que nos comprometemos y nos entregamos, puede encontrar el camino abierto y nos hace sentirnos decididos y con fuerza para vivir, o nos hace sentirnos sin derecho de hacerlo, mirando a derecha a izquierda para ver si quienes nos rodean nos dan ese permiso; y hacen así posible nuestro siguiente paso. Y todo dependiendo de lo que hayamos recibido en nuestra vida.
Si nos ha faltado el apoyo que hemos necesitado para construirnos como personas, podemos encontrarnos llenos de ataduras en nuestro caminar: al gusto de los otros, a su opinión, a no desentonar, a responder a lo que se espera o creemos que se espera de nosotros; a las expectativas que han hecho sobre nuestras elecciones…. Un sinfín de lazos que nos asfixian, ahogan nuestra vida, la recortan, la detienen; apagan la luz que nos ilumina y cierran el horizonte de nuestro caminar.
¿Cómo poder liberarnos de esos pesos, de ese lastre? Quitar esa losa que nos pone la excesiva dependencia de los otros requiere todo un trabajo personal, un recorrido que necesitamos hacer.
En primer lugar, es necesario escuchar los anhelos profundos que hay en nosotros de otro modo de vivir, de tener la osadía de ser nosotros mismos, únicos en toda nuestra particularidad; del poder de conocernos en nuestro propio valor como personas, para que la confianza en nosotros, la estima de quienes somos pueda ir emergiendo.
Necesitamos conocer las consecuencias que hoy nos trae la falta de autoestima para ver qué cambios podemos ir introduciendo en nuestra vida. Nada cambia de la noche a la mañana, pero cada día podemos dar un pequeño paso, el posible… atentos a no dejar de darlo. Podemos también darnos ayuda, cuando solos no conseguimos tener luz para salir del lugar donde nos estamos instalando al pedir a los que nos rodean el visto bueno de nuestra existencia y para conocer a fondo ese ahogo, ese aplastamiento, esa atadura en la que vivimos. Si estamos motivados y tenemos fuerza, podemos también desentrañar las causas de nuestra historia que tienen esas consecuencias en el hoy.
Si reconocéis algo de esas ataduras a los otros en vuestro vivir cotidiano, os animo a que miréis si hay en vosotros motivaciones para vivir de otro modo y a que busquéis los pasos y las ayudas posibles en estos momentos de vuestras vidas para poder avanzar en la experiencia de la verdadera libertad que tenéis derecho a vivir. Donde nadie os tiene que dar el permiso a existir, porque vuestra existencia ya tiene el permiso concedido.
Y ahora si lo deseas, te dejo estas preguntas para que puedas encontrar tus propias respuestas
- ¿Te encuentras con alguna atadura por la opinión y valoración de los otros que ahoga la libertad de ser tú mismo/a? ¿Cuál?
- ¿Qué motivación hay en ti que puede darte fuerza para conquistar tu libertad más plenamente?
- ¿Ves algún paso posible para avanzar en ese camino? ¿Necesitas alguna ayuda?
Te deseo que esas preguntas te abran a tu anhelo de ser cada vez más libre y poder vivirte fiel a tu propia conciencia profunda.