Observar a los niños, una actividad apasionante

PRH Ibérica

Vie, 12/31/2021 - 17:58

Lola, es colaboradora de PRH y directora de una escuela infantil. En este artículo nos expresa como los niños son uno de los regalos más bellos que nos da la vida. Merecen una mirada profunda a su corazón, atenta a conocer a cada uno de ellos en sus gustos e intereses, a captar lo que es importante para ellos, sus experiencias y aprendizajes; una mirada que les ayude a sentirse únicos y valiosos, que les aporte confianza en sí mismos y les llame a existir tal como son.

¡Hola, me llamo Lola!

Desde hace algunos años dirijo una escuela infantil de  uno a tres años. En ella, los más pequeños tienen diez meses en este momento, y los  mayores, dos años y medio.

Hasta que empecé a trabajar en esta escuela infantil conocía poco del mundo de los niños, pues no tengo hijos y nunca he prestado este tipo atención a mis hermanos/as pequeños.

Me llaman la atención muchas cosas en los niños, y me encanta observarles. Os compartiré algunas de ellas:

Observo que los niños, con un año y medio, se relacionan de forma muy personal con cada adulto/a de la escuela: tienen su propia forma de relación con cada persona, saben lo que esperan o buscan con esta educadora o con la otra (la broma, la mirada…)

Me sorprende también que manifiestan sus gustos e intereses desde muy pequeños: eligen a sus amigos/as, por ejemplo. No lo hacen cerebralmente, simplemente su cuerpo los lleva a estar con unos y no con otros. En algunos casos, cuando empiezan a decir palabras, ya expresan que quieren a su amigo; también lo hacen con abrazos y besos  espontáneos.

Puedo preguntar a Liam, un niño de dos años, si quiere más o no de la comida, más allá de que le guste mucho o poco. Los niños escuchan su cuerpo de forma espontánea, y simplemente dicen sí o no. ¡Qué bien! Así no tengo miedo de dejarles con hambre o de atiborrarles.

Buscan solución a sus problemas, si les dejamos el tiempo para ello. Esto pude observarlo en una actividad de psicomotricidad en la que a David, un niño de 11 meses, le habían quitado un sitio muy cómodo en un módulo de psicomotricidad mientras había ido a reclamar un abrazo por parte de su educadora. Cuando volvió, dio varias vueltas observando que su sitio ya no estaba disponible. Finalmente, se metió por otro lugar y encontró otro sitio similar. ¡Sorprendente! No lloró, buscó una solución. Lo mismo Ainhoa, de 14 meses, que no podía salir de una caja grande de fruta después de haberse metido en ella. Estuve observándola un rato hasta que, por fin, después de levantar y bajar muchas veces su pequeña pierna, ella sola aprendió a salir. No nos llamó ni lloró; aprendió a salir…

 ¿En cuántas cosas no nos adelantamos los adultos, evitando así experiencias y aprendizajes importantes en los niños? A lo largo de estos años me ha quedado claro que, si necesitan ayuda, saben pedirla.

Cuando llego a las 8 de la mañana, ya hay algunos niños en el horario ampliado. En ese momento, me encanta saludarles uno a uno, mirarlos uno a uno, a su altura, agachada (lo malo después es levantarse), abrir mis brazos y despertar su maravillosa sonrisa. Erick, de dos años, se dirige a cada una de nosotras mirándonos y diciendo con una gran sonrisa ¡Hola! Cómo se ilumina la cara de un niño cuando es visto y acogido de forma personal, y cuánto me gusta hacer eso con cada uno.

Me sorprende también el detallado conocimiento que cada una de las educadoras de mi escuela tiene de sus 14 o 20 niños, según la edad. Cuando colaboro con alguna de ellas para dar de comer a los niños, o para cambiarlos, o para cuidar su siesta, me explican cómo hace cada uno, qué cosas necesita para dormir, qué comida no les gusta, quiénes son sus amigos, sus particularidades… Me encanta percibir esa relación tan estrecha que tienen con cada uno de ellos/as.

Por último, me gustaría que mi escuela haya podido ser para cada uno de esos pequeños un lugar que les haya ayudado a empezar a existir, un lugar donde hayan sido vistos y esperados, un lugar que les haya ayudado a sentirse valiosos y únicos, pues lo son.

 ¡Me doy cuenta de cómo PRH me ha ayudado a tener esta mirada tan particular y profunda sobre estos pequeños!

L.M. Habilitada para la relación de ayuda PRH.

imagen: la-rel-easter-ku en unsplash

Comentarios

Paloma
3 Julio 2024
Qué bonito! Es maravilloso de verdad poder observar y admirar a los niños,
y poder hacerlo de forma tan particularizada y tan atenta a sus necesidades me parece un privilegio para ellos,;. ,sin duda la mirada que ofrece PRH es facilitadora de vida!

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