Madres y padres "colchón"

Arantzazu Loidi

Sáb, 05/15/2021 - 19:04

Está ahora de actualidad hablar de una ética del cuidado de las personas. Los padres y madres de niños y niñas de adopción pueden ser una fuente de inspiración en esta dirección, pues viven ese cuidado con una gran entrega y generosidad para acoger y restañar secuelas y heridas que muchas veces hacen difícil la convivencia. Os invitamos a dejaros alcanzar y movilizar por lo que viven de fondo estas personas.

Alguna vez he leído que  los padres y madres de niños y niñas de acogida o adopción deben ser madres y padres terapéuticos.  Terapéuticos en el sentido de preparados, capaces y dispuestos a aceptar y tratar de sanar, curar; ser curativos y restauradores de sus criaturas…

He sido testigo de esta afirmación varias veces en el curso de formación “Acompañar el crecimiento de mis hijos/as” (*). He conocido personas que tomaron la decisión de acoger o adoptar unos hijos/as no biológicos y viven y desarrollan un ser curativo, restaurador y sanador, desde una aceptación y acogida inicial de la mochila cargada de historia difícil y dolorosa que esos hijos/as pueden traer; permanecen y perseveran en esa labor día a día, en la tarea educativa de años o de toda una vida, dura y penosa algunas veces. 

En el curso mencionado o en el acompañamiento, estas personas desgranan dificultades, problemas, limitaciones, carencias que tienen sus hijos, y las dificultades que ello les supone. Son o tratan de ser terapéuticos en el sentido de ser “colchón”, personas que contienen,  acogen y amortiguan el dolor, las heridas y las reacciones de los niños/as o adolescentes, sin rechazar ni ser un frontón que rebota el golpe.  Cuando hablan y comparten,  al hilo de los problemas y de sus desalientos, sobre todo expresan sus desvelos, dejan ver su vocación, su actuar esencial de padre o madre al sostener a sus hijos/as. Tratan de restañar secuelas y heridas muchas veces aún sangrantes y que hacen difícil la convivencia.

 El proceso de convivencia y educación de sus hijos/as de acogida o adopción también les hace sacar y desarrollar lo mejor de sí mismos/as y crecen como no hubieran sospechado.

 Contemplando esa realidad, ¡me maravilla cuánto amor, cuánta entrega generosa y desprendimiento viven! Realmente es la experiencia de recibir y acompañar a los  hijos/as como criaturas de la Vida, seres cuyo cuidado les es confiado después de su opción. Experiencia de educar a una persona a quien entregar todo a cambio de mucho, o de nada… ; al menos sin una espera de recibir, gratuitamente.

 En mi ser de madre vivo una gran admiración hacia la generosidad de estas personas (parejas o personas solas), que viven o tratan de vivir todo esto. Sin idealizar nada,  son un estímulo y un acicate para mi propio ser y hacer de madre y también en el cuidado de otras personas en cuya educación y crecimiento me siento comprometida.

De todo esto habla la película Second Best, dirigida por Chris Menges. Refleja una brillante interpretación de William Hurt en el papel de un soltero maduro que decide acoger a un chico. Se trata de una historia dura pero tierna y esperanzadora, llena de detalles y gestos significativos; un retrato de todo lo que pueden vivir el padre, el hijo, el entorno, los educadores responsables de las criaturas, y el propio padre biológico, con un rol bien condicionante en la vida del niño. Es todo un canto al amor, la esperanza y la resiliencia; una historia preciosa de construcción del lazo paterno-filial  y de la relación entre ellos, puesta a prueba en varios momentos. Toda una inspiración para cualquier progenitor/a o educador/a, de cómo ser colchón acogedor.

Si eres padre o madre (y, si no, también), te invito a ver esta película, dejarte alcanzar y luego profundizar en lo que te suscita de cara a la educación y la relación con tus hijos/as. O quizás sobre tu propia historia.

(*) Anteriormente denominado: "Ayudar a mis hijos/as a crecer"


Comentarios

Teresa
3 Julio 2024
Soy madre adoptiva de una niña africana que llegó a mi vida con 10 años.Mi hija lleva una mochila cargada de dolorosas vivencias
Mi amor hacia ella ha sido incondicional..He procurado ser' madre colchón' para ayudarle a sanar sus heridas, sus limitaciones Pero ha sido ella , con su alegría y su fuerza de vida,la que me ha ofrecido su amor puro, generoso que me ha llegado hasta lo más profundo de mi ser
No es un camino fácil pero las dificultades hacen que nuestro vínculo sea más fuerte
Doy Gracias a Dios por tener a mi hija en mi vida y por verla crecer sana y feliz

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