Las cinco actitudes de prh, ¡tremendo kit para el crecimiento!

PRH Ibérica

Mar, 03/01/2022 - 14:51

No se puede hacer un camino de crecimiento sin buenas actitudes. En PRH identificamos 5 actitudes fundamentales, que están relacionadas unas con otras, y forman un conjunto coherente. En este artículo hallaréis un testimonio de cómo podemos experimentarlas y ponerlas en práctica en nuestra vida cotidiana.

Cuando hice el curso Gestiono mi crecimiento” (actualmente se llama "Acelerar mi crecimiento"), me sentí muy bien equipada para el camino de crecimiento que ya había emprendido. Una parte de ese kit para el crecimiento lo constituían las cinco actitudes, y me gusta volver a ellas. Os comparto lo que siento ante cada una.

La voluntad de conocerme: es una actitud muy clara y potente, porque no es mi deseo de conocerme, ni tampoco un ideal de conocerme. Es algo mucho más concreto: es buscar medios y ponerlos en marcha para conocerme. Dicho de otra manera, es comenzar a hacer realidad mi deseo de conocerme. Y sin ese paso no hay camino posible.

Aunque es una actitud del yo cerebral, pues implica darme cuenta con mi inteligencia de que lo necesito, decidir con mi libertad tomar algún camino para llevarlo a cabo y finalmente hacerlo, su motor está más adentro, en el ser. Desde mi experiencia, solo cuando sentí una verdadera motivación para conocerme, me puse en marcha. Y esa motivación está en el ser. Y entonces encuentro tiempo, recursos, posibilidades… porque tengo la fuerza del dinamismo de crecimiento que hay en mí. Y puedo hasta pensar ¡cómo no lo habré hecho antes! Pero así es la vida: me llegó el momento de ponerme en verdad conmigo misma.

La apertura de mi yo cerebral: es una actitud del yo cerebral que, en muchas ocasiones, no es fácil de percibir; sobre todo para los que nos hemos apoyado mucho en nuestra imagen. Y el camino es lento. En algún momento he experimentado algún cambio que me parece de utilidad compartir. En una ocasión, a propósito de un diálogo cotidiano, me hicieron una sencilla crítica. Como siempre, y para no pillarme en fallo, mi sistema de defensa se preparó para negar lo que me decían; pero en este caso, no sé por qué, me paré un momento y decidí no defenderme y escuchar. Mi sorpresa fue darme cuenta de que ¡tenían razón! Y no me pasó nada. Fue algo muy nuevo para mí y me resultó positivo, me di cuenta de que no estaba abierta a escuchar bien la parte que me aportaba el otro/a cuando me cuestionaba de alguna manera. La falta de apertura interior es como caminar con orejeras. ¡Difícil darme cuenta de ello!

También puede servir reaccionar de una manera diferente al mismo estímulo de siempre, probar otras formas. Es decir, introducir algún cambio en mi vida que acelere un poco esa apertura que, en mi caso, es muy lenta. Pero, cuando llega, es  muy satisfactoria.

El gusto por la verdad: la verdad sobre mí misma que voy encontrando a medida que avanzo ensancha mi respiración, me hace cada vez un poquito más sólida. El gusto por la verdad es una actitud del ser, y seguro que todos tenemos algo de ella que puede ir creciendo. ¿En qué consiste? En sentirme atraída interiormente para nombrar lo que hay en mí tal y como es, darme esa libertad, reconocer lo que hay en mí, aunque en mi ideal de mí misma me gustaría que fuera de otra manera o hubiera esperado otra cosa. Encuentro en mí un gusto, una llamada, un movimiento interior, que me lleva a hacer verdad en mí. Personalmente siento una gran atracción cuando encuentro mi verdad, y no me cuesta acogerla.¡ Lo difícil para mí es descubrirla! (y eso tiene que ver con la actitud anterior)

Esta actitud me hace sentir valiente, honesta, auténtica; produce en mí alegría y sensación de libertad. ¿Qué me ayuda para avanzar en esto?... la siguiente actitud:

La humildad: ¡qué mal suena esta palabra en la experiencia de muchas personas! Y, sin embargo, cómo transforma por dentro. La humildad no es creer que soy menos que los otros, ni negar lo que otros o yo misma vemos de positivo en mí. La humildad tiene que ver con esa frase de André Rochais: “Soy yo, todo yo, y nada más que yo”. Solo lo mío, pero todo, en mi plena medida; no sueño con grandezas que no me corresponden, y tampoco me minusvaloro.

Ser humilde y ser verdadero tienen mucho que ver. Soy lo que he recibido, y todo ello lo entrego. Y ,para entregarlo, primero necesito reconocerlo y acogerlo, humildemente, como algo recibido, y al mismo tiempo dándole todo su valor. En mi vivencia de la humildad, me viene una imagen: como un contorno que se dibuja a mi alrededor y que coincide exactamente con lo que soy, con el contorno de mi cuerpo, ni más ni menos. Esta imagen me ayuda a no tener expectativas desmesuradas sobre mí misma, como aureolas, y al mismo tiempo me ayuda no empequeñecerme para ajustarme a lo que soy.

Como en el gusto por la verdad, la humildad me ayuda a expresar lo que vivo tal y como es, con una gran confianza, sintiendo que eso no me hace peor ni más pequeña, sino más auténtica y verdadera.

Relaciono también la humildad con la alegría, porque la humildad me conecta con la alegría de ser.

La determinación para progresar: he sentido esta actitud con mucha fuerza en los primeros años de mi contacto con PRH, en los primeros años de mi camino de crecimiento y conocimiento personal. Era como una fuerza interior para avanzar que mantenía mi búsqueda y mi camino con una gran motivación, sin titubeos. Esta actitud siento que se ha hecho permanente en mí; quizá la percibo con menos intensidad dentro de mí, pero es clara, forma parte ya de quien soy hoy, me acompaña siempre.

¡¡Así es que te recomiendo este Kit; te resultará una grata ayuda!!

L.M. Habilitada para la relación de ayuda PRH


Comentarios

Nuevo comentario

Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.