Es verdad que he cambiado la conciencia de mí misma. ¿Qué quiere decir esto para mí hoy?
Siento que me he hecho más consciente de mi valor como persona, de mis cualidades, de todo lo que en mí es una aportación a las situaciones, al mundo. Como si todo eso hubiera pasado de “saberlo” a tenerlo integrado en mí.
Me siento adulta, a pesar de vivir algunos miedos de niña (a hacerlo mal, a que se molesten conmigo…). Me puedo sentir en igualdad. Siento mi palabra más liberada. Me siento más libre toda yo, más abierta a la vida. Algo se ha liberado en mí.
He acogido todo lo que soy (positivo y negativo) y desde ahí estoy existiendo y viviendo. No pretendo “quitar” mi fragilidad o vulnerabilidad, voy con ella; pero ahora también con todo lo demás: mi bondad y amabilidad, mi vocación de servicio, mi vitalidad, mi inteligencia, mi responsabilidad y eficacia.
Pero lo más importante es que siento que me pongo en juego, que me arriesgo más allá de mis seguridades y de lo conocido, que he podido decir Sí aún sin tenerlo todo seguro. Esto me hace sentir alegría y una sensación de coherencia interior que para mí es muy importante.
Lola.
Después de leer este análisis, puedo preguntarme y acoger por escrito:
- ¿Yo he evolucionado en la conciencia de mi mismo?
- Gracias a mi crecimiento, ¿puedo decir que me siento más coherente con quien soy de fondo?