Me pregunto si habrá persona en el mundo que pueda afirmar que "NUNCA" se ha enfadado.
El enfado es una forma de funcionar desagradable que molesta, crea enojo y hace sufrir a quien la vive y a quien la recibe en ocasiones, sin comprender bien lo que sucede.
Desde hace algún tiempo llevo observando diferentes reacciones en una gran variedad de personas, en las que el denominador común ha sido que finalizaban el tiempo que estaban viviendo enfadados/as.
A lo largo de la vida, teniendo en cuenta las diferentes fases que vive la persona, pueden darse diversidad de funcionamientos:
- En unos casos, porque no se da cuenta de sus reacciones, las cuales considera normales, ya que está habituada a vivir así.
- En otros, porque se deja arrastrar por las personas de su entorno, las cuales considera importantes en su vida y se aliena ante ellas.
- Puede darse también el caso de quienes se creen mejor que los demás. Son autosuficientes y piensan que son mejores que el resto.
- Otras personas sienten que no valen lo suficiente, fruto de una baja autoestima.
Son varios de los diferentes funcionamientos a través de los que podemos llegar a vivir el enfado.
El enfado lo puede vivir la persona contra sí misma porque algo que quería vivir, expresar o llevar a cabo no lo lleva a término. Algo en el proceso se le ha torcido, impidiéndole ponerlo en marcha. En este caso sufre en silencio, en soledad, ronroneando y dándole mil vueltas, machacándose y quedando atrapada en su enfado y sufrimiento.
Es relativamente normal vivir el enfado también en todo tipo de relaciones, en diferentes momentos y situaciones, en las que entran en juego diversidad de intereses por parte de las personas implicadas generadoras del conflicto: relación padres/madres con sus hijos/as, entre hermanos/as, en las parejas, entre amigos/as, en el ambiente laboral entre los mandos y trabajadores/as, entre los mandos entre sí, los/as trabajadores/as entre sí, entre diferentes responsables de diferentes gobiernos del mundo, etc. Un amplio abanico que puede facilitar que las personas se enfaden y entren en conflicto.
¿Por qué se enfadan?
En lo que llevo observado, se enfadan porque se frustran. No reciben la respuesta que esperaban y reaccionan retirándose en silencio, defendiéndose, justificándose, exigiendo, obligando, viviendo el autoritarismo....
Reacciones que entorpecen y nublan las relaciones, porque quien vive el enfado se aleja de la/s persona/s. Este alejamiento puede vivirse por un tiempo que puede ser más o menos largo; incluso puede llevar a romper la relación. Su mirada cambia pudiendo transmitir el enfado ninguneando a la persona, con ira, gritos, gestos violentos o incluso en silencio, viviéndolo contra sí mismo/a.
¿Qué ayuda a salir del enfado y a retomar nuevamente la relación?
Vivir buenas actitudes, constructivas, ayuda a salir del enfado. Es necesario querer mirarlo de frente, abriéndose a su verdad, para poner lo vivido en su justo lugar y así, ajustándose a su verdad, aceptarlo. La aceptación facilita poder comprender con una mirada más profunda y nueva lo vivido, asumiendo las consecuencias y siendo más consciente de cómo se quiere vivir en relación.
Es bueno preguntarse:
¿Qué dejo de vivir de lo mejor de mí cuando me enfado?
Darse cuenta de qué cualidad, rasgo de su ser, valores de vida vive cuando está bien y en armonía en la relación clarifica y ayuda a dar un paso de avance que le construye.
La comunicación en profundidad, el respeto a la vivencia de las personas aún en medio de las diferencias, aceptando la diversidad de opiniones; así como vivir la libertad para expresarse, entregando lo suyo, acogiendo lo de los demás lleva a vivir la calma y serenidad en las relaciones.
Sacar a la luz las cualidades, los rasgos de su ser en relación, los valores que en alguna medida marcan su camino puede marcar un antes y un después en su vida. Si además se apoya en una motivación que le impulse a ocupar su lugar en su mundo de relaciones, podrá experimentar el gozo de vivir en orden, en equilibrio, comunicándose con los demás.