Desde hace tiempo estoy interesada en comprender mejor lo que sucede cuando fracasamos o tenemos una sensación de fracaso, y cómo aprender de ellos.
Solemos llamar fracaso al resultado fallido y frustrante de unas expectativas. Esto suele dar lugar a una sensación de malestar profundo, de insatisfacción duradera a nivel interior. Diríamos entonces que el fracaso interior es resultado de un fracaso exterior. Y este, en diferentes sectores: fracaso en la rentabilidad de mi negocio, en aprobar un examen, una oposición; fracaso en una relación importante, etc.
Nos podemos plantear entonces si mis expectativas eran ajustadas a mis posibilidades y a la realidad exterior, teniendo en cuenta los diferentes elementos. Tengo entonces que analizar lo sucedido y los sentimientos que se han generado en nosotros, porque no solo está el hecho de haber tenido expectativas exageradas; también puede suceder que espere que todo me salga bien a la primera, o se pongan en marcha diferentes comportamientos y funcionamientos que nos hablan de un desajuste, de algo que no vivimos adecuadamente.
Todo ensayo, es decir, toda iniciativa, puede llevarnos al fracaso. Contemplar esta posibilidad, esta incertidumbre, es necesario; no tenemos el control de lo que sucede.
La clave está en aprender de lo sucedido en lugar de entretenernos en culpabilidades, justificaciones, en el famoso “y si hubiera hecho..., y si...” que no llevan a ningún sitio, o quizás a querer cambiar algo que ya es pasado. Mientras alguien no sufre interiormente por sus comportamientos o sus funcionamientos, no está motivado, o poco, a transformarse (La ayuda al otro - Certezas profundas, PRH-Internacional 2006). Efectivamente, podemos aprender, mejorar, cambiar, dejarnos transformar por lo que voy descubriendo de lo que vivo frente a un fracaso y abrirme a las luces que nacen de la motivación por cambiar... Esto está a nuestro alcance.
- Resistencia y cambio juegan un papel importante entre lo que fue y lo que lucha por ser; lo que viví frente a esa situación de fracaso y lo que aspiro a vivir de manera radicalmente nueva.
- Oportunidad o amenaza, dos maneras de abordar el fracaso, una oportunidad para crecer y transformarme, o una amenaza a mi ego, a la imagen que tengo de mí, al ideal.
El fracaso es una oportunidad de crecimiento que nos exige estar presentes en el aquí y ahora; en cierta manera es como si la vida nos quisiera decir algo de nosotros mismos, de quienes somos, de cómo funcionamos, de lo que aspira a vivir. Entonces se trata de ser conscientes: ¿qué aprendo de este fracaso? ¿qué oportunidad se abre para mí? ¿qué me revela de mi modo de funcionar?
¡No te rindas ante un fracaso! No es la caída lo que cuenta, sino encontrar tus recursos interiores para levantarte lo antes posible.